Al leer “Apuntes sobre el arte de escribir cuentos”, de Juan Bosch (México: UNAM, Dirección General de Publicaciones y Fomento Editorial, 2009, p.36-37.), encuentro un largo fragmento que merece ser destacado por la sabiduría y belleza que encierra:
“Los personajes de una novela pueden dedicar diez minutos a hablar de un cuadro que no tiene función en la trama de la novela; en un cuento no debe mencionarse ni siquiera un cuadro si él no es parte importante en el curso de la acción.
“El cuento es el tigre de la fauna literaria; si le sobra un kilo de grasa o de carne, no podrá garantizar la cacería de sus víctimas. Huesos, músculos, piel, colmillos y garras nada más, el tigre está creado para atacar y dominar a las otras bestias de la selva. Cuando los años le agregan grasa a su peso, le restan elasticidad en los músculos, aflojan sus colmillos o debilitan sus poderosas garras, el majestuoso tigre se halla condenado a morir de hambre.
“El cuentista debe tener alma de tigre para lanzarse contra el lector, o instinto de tigre para seleccionar el tema y calcular con exactitud a qué distancia está su víctima y con qué fuerza debe precipitarse sobre ella. Pues sucede que en la oculta trama de ese arte difícil que es escribir cuentos, el lector y el tema tienen un mismo corazón. Se dispara a uno para herir al otro. Al dar su salto asesino hacia el tema, el tigre de la fauna literaria está saltando también sobre el lector.”
“Los personajes de una novela pueden dedicar diez minutos a hablar de un cuadro que no tiene función en la trama de la novela; en un cuento no debe mencionarse ni siquiera un cuadro si él no es parte importante en el curso de la acción.
“El cuento es el tigre de la fauna literaria; si le sobra un kilo de grasa o de carne, no podrá garantizar la cacería de sus víctimas. Huesos, músculos, piel, colmillos y garras nada más, el tigre está creado para atacar y dominar a las otras bestias de la selva. Cuando los años le agregan grasa a su peso, le restan elasticidad en los músculos, aflojan sus colmillos o debilitan sus poderosas garras, el majestuoso tigre se halla condenado a morir de hambre.
“El cuentista debe tener alma de tigre para lanzarse contra el lector, o instinto de tigre para seleccionar el tema y calcular con exactitud a qué distancia está su víctima y con qué fuerza debe precipitarse sobre ella. Pues sucede que en la oculta trama de ese arte difícil que es escribir cuentos, el lector y el tema tienen un mismo corazón. Se dispara a uno para herir al otro. Al dar su salto asesino hacia el tema, el tigre de la fauna literaria está saltando también sobre el lector.”
Al leer este fragmento, me vino de pronto a la mente versos de mi libro “Titã”, específicamente de “génesis del poema”, metalingüístico como se puede notar desde el título. Este poema fue escrito bajo influencia de los versos de “The tiger”, del poeta, pintor, grabador y místico inglés William Blake (Londres, 1757-1827), que leí en un acto contemplativo mientras participaba de un curso sobre traducción literaria en la Universidade Estadual de Campinas (Unicamp) en el 2006. En busca de perfección y del poder de las palabras bien arregladas a fin de construir un poema simétrico, elegí trabajar con cuatro estrofas de dos versos. El poder de la palabra y los neologismos (“lanasciente”, por ejemplo), muchas veces causan temor, pero también, en las almas más osadas, fascinación. En su conexión con el mundo divino al vivir plenamente el silencio, el “majestuoso” tigre-poema entregase de cuerpo (patas) y alma (ojos) al acto de escribir poesía:
génesis del poema
el poema nace
con la terrible simetría del tigre
temor y fascinación
de un poderoso animal cósmico
lo lanasciente de sus ojos
el ocre de la tierra en sus patas
en silencio pleno y profundo
lleva en el lomo el fuego sagrado
con la terrible simetría del tigre
temor y fascinación
de un poderoso animal cósmico
lo lanasciente de sus ojos
el ocre de la tierra en sus patas
en silencio pleno y profundo
lleva en el lomo el fuego sagrado
de Cristiane Grando
Aprovechemos para leer el poema “The Tyger (William Blake) y la traducción de Augusto de Campos, poemas citados por Cristina Monteiro de Castro Pereira en http://www.cronopios.com.br/site/ensaios.asp?id=5364..
"The Tyger"
(William Blake)
Tyger! Tyger! burning bright
In the forests of the night,
What immortal hand or eye
Could frame thy fearful symmetry?
In what distant deeps or skies
Burnt the fire of thine eyes?
On what wings dare he aspire?
What the hand, dare seize the fire?
And what shoulder & what art,
Could twist the sinews of thy heart?
And when thy thear began to beat,
What dread hand & what dread feet?
What the hammer? what the chain?
In what furnace was thy brain?
What the anvil? what the grasp
Dare its deadly terrors clasp?
When the stars threw down their spears,
And water’d haven with their tears,
Did he smile his work to see?
Did he who made the Lamb make thee?
"O Tygre"
(Trad. de Augusto de Campos)
Tygre! Tygre! Brilho, brasa
Que a furna noturna abrasa,
Que olho ou mão armaria
tua feroz symmetrya?
Em que céu se foi forjar
o fogo do teu olhar?
Em que asas veio a chamma?
Que mão colheu esta flamma?
Que força fez retorcer
em nervos todo o teu ser?
E o som do teu coração
de aço, que cor, que ação?
Teu cérebro, quem o malha?
Que martelo? Que fornalha
o moldou? Que mão, que garra
seu terror mortal amarra?
Quando as lanças das estrelas
cortaram os céus, ao vê-las,
quem as fez sorriu talvez?
Quem fez a ovelha te fez?
En una de mis lecturas, encuentro estas palabras de Alberto Manguel contando que Borges decía: “Que lástima no haber nacido tigre”. Y Manguel sigue: “La sola mención de la palabra tigre lo llevaba muchas veces a repetir una observación hecha por su hermana Norah, cuando ambos eran niños: ‘Los tigres parecen creados para el amor’.”
(Alberto Manguel. Con Borges. Bogotá: Grupo Editorial Norma, 2003, p.59.)
"The Tyger"
(William Blake)
Tyger! Tyger! burning bright
In the forests of the night,
What immortal hand or eye
Could frame thy fearful symmetry?
In what distant deeps or skies
Burnt the fire of thine eyes?
On what wings dare he aspire?
What the hand, dare seize the fire?
And what shoulder & what art,
Could twist the sinews of thy heart?
And when thy thear began to beat,
What dread hand & what dread feet?
What the hammer? what the chain?
In what furnace was thy brain?
What the anvil? what the grasp
Dare its deadly terrors clasp?
When the stars threw down their spears,
And water’d haven with their tears,
Did he smile his work to see?
Did he who made the Lamb make thee?
"O Tygre"
(Trad. de Augusto de Campos)
Tygre! Tygre! Brilho, brasa
Que a furna noturna abrasa,
Que olho ou mão armaria
tua feroz symmetrya?
Em que céu se foi forjar
o fogo do teu olhar?
Em que asas veio a chamma?
Que mão colheu esta flamma?
Que força fez retorcer
em nervos todo o teu ser?
E o som do teu coração
de aço, que cor, que ação?
Teu cérebro, quem o malha?
Que martelo? Que fornalha
o moldou? Que mão, que garra
seu terror mortal amarra?
Quando as lanças das estrelas
cortaram os céus, ao vê-las,
quem as fez sorriu talvez?
Quem fez a ovelha te fez?
En una de mis lecturas, encuentro estas palabras de Alberto Manguel contando que Borges decía: “Que lástima no haber nacido tigre”. Y Manguel sigue: “La sola mención de la palabra tigre lo llevaba muchas veces a repetir una observación hecha por su hermana Norah, cuando ambos eran niños: ‘Los tigres parecen creados para el amor’.”
(Alberto Manguel. Con Borges. Bogotá: Grupo Editorial Norma, 2003, p.59.)
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